Bitácora sincopada. Una habitación llena de pensamientos y momentos.

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Valencia, Vanuatu
Situación: 39º28´20.85¨N/ 0º23´.01.69¨O Lo que me apetece decir, ya lo expreso aquí, a ratos. A tiras, de un tirón, a trompicones, con inspiración diletante. Partes de mí, de las muchas, antes de que se deslicen entre mis dedos, como esa espuma.....guiño a B. Vian.

lunes, 29 de marzo de 2010

Fabulosa.

La Señorita Caperu Cita, hacía tiempo que no prestaba atención. No recuerda el día en que dejó de escuchar aquellas interminables peroratas, para fijarse en el hilillo suave de saliva seca, reposado en las comisuras. El reloj demasiado grande y caro -el más caro- hacía que sus manos y dedos pareciesen más pequeños. Esas yemas siempre sudorosas,  dejaban un aceitoso rastro en la superficie transparente de la mesa.

Le salvaron los pequeños detalles. Aquel licántropo con aspiraciones de lejana misantropía -sólo por el qué dirán- dejaba preguntas en el aire, cargadas de lascivia mal contenida . No obtenía respuestas. Tan sólo una fría diligencia que, lejos de disuadirlo, le suponía un nuevo retro. Los pequeños detalles y...que cada uno ve lo que quiere ver, en esa realidad tan poco común.

La Señorita Caperu Cita, comenzó a trazar un plan. Y lo consiguió. Se despidió de forma eficaz, todo muy legal. Vendió su casa, dejó a su novio infiel y se dispuso a hacer lo que le gustaba: viajar. Ya vendría después, lo que tuviese que venir...ella no pensaba prescindir de su ilusión.

Cada cierto tiempo, el Señor Licántropo recibe una postal. Suele proceder de lugares lejanos y hermosos. El escaso texto reza: "Qué ojos más grandes tienes....". O bien "Qué boca más grande tienes....".
La Señorita Caperu Cita, dejó de fabular, para confabular en pro de una vida "fabulosa"; a su modo de entender.
El día que se marchó, dejó sobre el escritorio su abrigo rojo y me regaló una de esas sonrisas que no se olvidan.
"Colorín, colorado..en este cuento sin perdices lo mejor ha comenzado."

8 comentarios:

Ico dijo...

Fantástico, me gusta es inversión del cuento tradicional, un lobo decrépito y una caperucita liberada..chapeau¡

Riada dijo...

Y el final del cuento, muy bueno. :)

PATSY SCOTT dijo...

Me ha encantado tu cuento. Lo de fijarse en los pequeños detalles es una excelente estrategia.
También lo de dejar detrás el abrigo rojo. A la cita con la vida se acude sin caperuzas.
Precioso.

La Maga dijo...

Un tren con destino a Praga me trajo hasta aquí...

Quería conocer a una mujer que se decía triste, con la esperanza, quizá fundada, que deje de estarlo.

Desde la misteriosa Buenos Aires...

Nefer dijo...

Quien se come a quién?

Victoria dijo...

Para estar triste fabulas fabulosamente. Yo siempre hab�a elucubrado a cerca del lobo ("tus ojos de lobo en las calles oscuras")pero esta Caperu me conquista.
beso.

Txus Garcia dijo...

Tienen algo las caperucitas que me inquietan terriblemente. Si me encuentro a alguna, quizás le pida que se despoje del vestido rojo, que no sea esto lo que me altera. Conservaré algún gen licántropo de mis pleistocenos, qué sé yo.

Mordisquito suave y liberador de caperucitas para vd., bella fabuladora,

Txus G

Raquel dijo...

Me gusta mucho tu Caperu Cita

Espumas que han llegado.