Bitácora sincopada. Una habitación llena de pensamientos y momentos.

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Valencia, Vanuatu
Situación: 39º28´20.85¨N/ 0º23´.01.69¨O Lo que me apetece decir, ya lo expreso aquí, a ratos. A tiras, de un tirón, a trompicones, con inspiración diletante. Partes de mí, de las muchas, antes de que se deslicen entre mis dedos, como esa espuma.....guiño a B. Vian.

jueves, 22 de octubre de 2009

Oscar Peterson y la velada.

LLega el momento de las despedidas. Son transitorias, porque nos volveremos a ver pronto. Es una forma de cerrar esta etapa y dedicarnos unos brindis por lo que vendrá.
Me invitó a cenar mi vecina, cuyo contacto se ha ido estrechando a lo largo del año. Nos contamos la vida y nos reimos de esas anécdotas que, a pesar de adversas, ya han pasado. Y la risa nos descubre que ya no afectan como antes, que se han asumido de otro modo.
De una manera informal, viene K. a casa . A cenar. Trae vino. Yo pongo este enorme salón, la luz adecuada y esa música que envolverá la conversación y acariciará los silencios. No somos de mesa, de guardar una distancia. Elegimos la pequeña, con un mantel de típica pizzeria y todo dispuesto a modo de pic-nic.
Le "reprocho" que apenas se asome por este espacio y eso supone que deba ponerla al día de  muchas cosas.
Nos reimos. Ella es filósofa - licenciada- pero se quedó con obstinación en cierta etapa socrática . Y  persiste en un "sólo sé que no se nada", que en su caso es considerarse :"ignorante de categoría".
Como siempre, lo nuestro son conversaciones de altura. Lo cotidiano se nos queda corto - o nos parece demasiado trillado- y nos lanzamos a los grandes temas, esenciales. Creo que ayer hablé demasiado y con mi natural vehemencia. Se notó que hacía tiempo que no conversaba sobre estos temas; es posible que sólo con ella los comparta.
Y así fue transcurriendo la noche. Una noche cálida de ventanas abiertas y rumores ajenos.

Desde fuera, se ven dos mujeres que conversan animádamente, en un espacio elegante e improvisado. La cámara se aleja en una lenta panorámica , y la luz se confunde con otras del entorno urbano. Queda el sonido de ese jazz que tanto me gusta.

Y la sensación de que debo decirte con más frecuencia, lo mucho que te quiero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lastima no conocer a K. y que no me quiera también a mí.

Un abrazo

S.C.

Charm dijo...

Las quiero a ambas,a mi manera. Forman parte de mi paisaje.....

Gracias.

Anónimo dijo...

K.
Aquí te entrego unas suscintas palabras que no acuden alineadas argumentalmente para un debate, sino que quiero que sean caricias textuales para decirte que tu compañía es realmente lo que pone altura a nuestras charlas. Eres toda tú -en tu plenitud- con quien acaricio matices de la naturaleza humana que tanto nos intrigan y conmueven. A la espera de poder disfrutar de nuestro particular cocktail de cotidianidad y profundidad en -la espuma de nuestros días-, sólo decirte, me haces vibrar...pero eso no es ninguna novedad para un mujer como tú, pero sí una suerte para mí.

Espumas que han llegado.