Después de mi último post -escrito por la mañana - me pasé gran parte de la jornada frente al ordenador. El día se fue tornando gris y lluvioso. Me sentía protegida y acompañada en esa navegación de un lado a otro; visitando otras páginas; asomándome a otras vivencias. También hablé con bastantes personas. Debo confesar que todavía me fascina esa posibilidad de acortar distancias.
Estuve en Navarra, con "Milady" - la llamo así, por cariño y para preservar su anonimato-. Nosotras casi siempre hablamos de lo divino y humano. Solemos tener conversaciones que dejan su huella postrera y se van rumiando, hasta llegar a pensamientos esenciales.
También pasé por Madrid, enredada en cuestiones sobre libros afines, con una catalana en el "exilio". Con una dama que vive a orillas del Tormes, celebrando un reencuentro que el verano había interrumpido.
Y en Tarragona, con sweet T. que andaba baja de moral y con los calcetines en un estado "delicado". Eso lo sabe ella, que insiste en esos días en los que parece que la vida apesta.
Me dió tiempo a pasar por Málaga y Zahara .
Todo esto, sin salir del salón de casa. Es algo que continua sorprendiéndome. Cada contacto con una persona estimada se hace cercano a la par que etéreo; como un globo. Suave, ligero.
Y me pillo mirando la pantalla, como una niña grande.
1 comentario:
¡¡¡Que bonito!!!
Un abrazo
S.C.
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