Bitácora sincopada. Una habitación llena de pensamientos y momentos.

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Valencia, Vanuatu
Situación: 39º28´20.85¨N/ 0º23´.01.69¨O Lo que me apetece decir, ya lo expreso aquí, a ratos. A tiras, de un tirón, a trompicones, con inspiración diletante. Partes de mí, de las muchas, antes de que se deslicen entre mis dedos, como esa espuma.....guiño a B. Vian.

martes, 20 de enero de 2009

Derecho a la intimidad.

En el transcurso del día de hoy, he recibido dos muestras de la agresividad solapada que parece regir este, nuestro mundo. O eso que llaman realidad. Ambas relacionadas con ese modus operandi que parece cifrarse en un sencillo y eficaz: "Usar y tirar". En la medida que algo o alguien complace, sirve. Y la perspectiva desde la que se valora eso, remite pertinaz al propio ombligo.
Se puede decir de muchas maneras, pero en toda la trama subyace un sospechoso: "No interesas".
Dicho así, es crudo, pero real.
Lo relaciono con el ámbito laboral y con el personal.
De nuevo, me encuentro a día de hoy, dando explicaciones innecesarias. Lo detesto, porque una vez contrariado el ombligo ajeno, las razones poco importan.
Entonces una parece justificarse....cuando hace algo sencillo: ofrece razones del por qué de una negativa. Y no se debiera hacer esto. Un "no", tiene sentido en si mismo, se comparta o no.
Merece un respeto. Pero lo que parece un desaire - de nuevo: el ombligo- es una simple decisión personal.
No ofrezco determinados accesos a mi intimidad, porque no creo que sea oportuno ni el momento. No se trata de miedo ni cobardía . Como mucho, tiene un ligero aire de prudencia.
Pero si no complace......no sirve.
No sé porque sorprende que las cosas vayan así, como van. No se educa desde el respeto a lo ajeno, incluso si no se entiende. No se enseña a compartir, a empatizar, a ver las cosas con cierta humildad. A tener paciencia y valorar el esfuerzo. No se enseña el valor de la generosidad, del altruismo, de la verdadera comunicación, del diálogo.
No puede sorprender, mucho de lo que está pasando. Es fruto de un montón de actitudes disfrazadas de ombligos. Es mentira que de verdad nos importen los demás, cuando dedicarles una cierta atención , es como algo tedioso - venga, acaba pronto-.
Se quiere todo, se quiere ahora mismo y que encaje en nuestro pequeño mundo de adultos egoistas y mimados. Llegará un día en el que ciertos términos -paciencia- deban consultarse en el diccionario.

Hoy estoy enfadada. Porque son tiempos duros para poner en práctica muchas de estas cosas que de verdad, hacen una sociedad mejor y pueden cambiar el mundo.
Pero claro, eso lleva su tiempo y no se ve el resultado, de inmediato.

Solo la estupidez humana parece inagotable. Esa no está en crisis.

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Espumas que han llegado.