Bitácora sincopada. Una habitación llena de pensamientos y momentos.

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Valencia, Vanuatu
Situación: 39º28´20.85¨N/ 0º23´.01.69¨O Lo que me apetece decir, ya lo expreso aquí, a ratos. A tiras, de un tirón, a trompicones, con inspiración diletante. Partes de mí, de las muchas, antes de que se deslicen entre mis dedos, como esa espuma.....guiño a B. Vian.

viernes, 20 de marzo de 2009

Lo que Elena quiere.


Después de estos últimos días "atronadores", reina una paz increible. Silencio con olor a primavera.
Ha habido momentos de todo tipo, algunos muy entrañables. Recuerdo mi cena con C. Jiménez, en aquel local de Ruzafa, con esa cristalera que nos separaba del bullicio y dejaba ver el colorido de la falla. La carrillada se deshacía en la boca - pura miel- con el mismo gusto que se hilvanaba la conversación. Y una vez más, fui consciente de lo que sé, pero se hace más evidente cuando lo escuchas de tus propios labios.
Que soy un desastre para administrar los entusiasmos. Nula estrategia de combate. Que no aplico áquello de espaciar los encuentros, disimular la pasión y añadir al trato que doy, esa porción de indiferencia. Que no sé hacerme la interesante...porque lo soy - añado que sé que no para todo el mundo-. Y me parecería una absurda redundancia, disimular lo que valgo. Que no tengo energía para tales menesteres...y probablemente debería llevar una agenda detallada, de mi entrega por fascículos. Qué pereza.
Imagino que ésto hará sonreir....por mostrar una posible falta de modestia.
Me quiero, qué le vamos a hacer.
No sé de caballos de Troya. En esa historia, me interesa más Elena. Saber de sus razones, ya que se convierte en excusa para la invasión. Quizá Elena, alentó el secuestro. O se dejó llevar. A saber qué pensaba, amores imputados aparte.
Como en todas las historias, el secreto es un secreto personal. Lo demás, relato y puntos de vista.
Y dado que el mundo no parece apreciar los desnudos del alma, tendré que tomar apuntes...para editarlos en fascículos.
Si algo deseo para la primavera que despierta, es que cada persona se quiera mejor, sin falsas modestias y sin egos de artificio.

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Espumas que han llegado.