Elena -6 años- me pregunta por qué tengo canas. Le digo- con resolución- que, una noche mientras dormía, vino la luna y me dió un beso. Ella me mira con cierta incredulidad y fascinación.
Disimulo mis canas, porque fueron prematuras, pero no las oculto en su totalidad.
Pensaba en la luna, a raiz de una serie de sensaciones que he percibido en mí. Sin otra explicación, he advertido que este fin de semana es: fase plena . He entendido algunas cosas.
Soy lunática.
Dicho de otro modo, las fases lunares afectan a mis biorritmos. Pero ya hace tiempo que vivo con ello; asi que, he aprendido a no intentar hallar una explicación a todo. Esto es un verdadero alivio.
Creo que hay personas más susceptibles o sensibles a determinados fenómenos.
Quienes me conocen, creen que soy "urbanita". Quienes me conocen bien, saben que tengo ese lado cercano a la naturaleza. Quienes me han vivido en ésta última, se sorprenden al ver mi felicidad con las cosas más sencillas. Y que enmudezca, con la sola contemplación de un paisaje.
La ciudad la vivo, en ella "estoy". En la naturaleza "soy", sin más pretensiones.
La luna , polimorfa en sus fases, me recuerda las mujeres que en mí habitan. A veces coqueta y con un guiño pícaro, otras escurridiza y tímida...se esconde.
La que presento aquí, nocturna y marina, parece tocada con peluca de cualidad nubosa.
No se si ella me mira, o soy yo la que la mira. Sencillamente, nos miramos.
Me confieso animal en las lealtades y los instintos.
Lunática, aunque no precise aullar en noches como ésta.
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario