Caleidoscopio.

Días anteriores llenos de pequeños momentos. "Haz una foto", me digo. Pero la mente baraja un montón de imágenes que se suceden, componiendo un mapa de lo vivido. 

Mirar el cielo desde una terraza, a la luz de las velas. Pocas estrellas en la ciudad; una grúa testigo de una futurible construcción. Las gaviotas han perdido el norte y se lanzan a planear en la noche.

Una presentación loca de un libro, de título proscrito para mentes de bien: "Devenir perra". Deambular de mujeres andróginas e inclasificables; tatuajes al sol, gargantas plenas de espumas de cerveza. Un local peculiar: El Cafecito. Raptaría a su camarera. De fondo y para mi sorpresa, suena Patricia Barber.

Amenaza de lluvia; una "fideua" casera al amor del fuego. Risas y gritos de niños; pequeños juegos. Un homenaje merecido, a áquel que hizo de su profesión, su vida. Vemos la exposición de sus fotografías, al fin. Nuestro cariño, al artista de la familia que se fue...y vuelve esa jornada de domingo, en el recuerdo.

Carretera, mar, naranjos, canciones. Atasco. Nos da lo mismo.

Cumpleaños, dulces con mimo. Llego tarde, pero me espera el afecto y las complicidades.

Passport Scotch y cartas; reímos y la noche cae despacio y en silencio.

Me encanta cuando el verano, está a punto de asomarse para decir: "hola".